Una joven pareja de San Francisco, ciudad de Córdoba, vivió lo que fue descripto por ellos como “un embarazo de cuatro horas” luego de que Valentina Prata diera a luz a una niña de tres kilos poco después de conocer que la llevaba adentro suyo.
El martes 3 de agosto, Prata se encontraba en su trabajo, cuando empezó a sentir un dolor muy intenso y hasta entonces desconocido. Decidió llamar a su pareja Gustavo Contreras para que la fuese a retirar ya que no podía resistirlo.
Ambos decidieron volver a su domicilio y, desde allí, llamar al servicio de emergencia. Una ambulancia arribó al hogar y fueron trasladados a un establecimiento hospitalario. Una vez llegaron, y para su sorpresa, se les informó que estaban esperando un bebé.
En una entrevista para El Periódico de San Francisco, la mamá primeriza dijo: “La doctora que vino a mi casa, me empezó a tocar y me preguntó de cuántos meses estaba. Le dije que no estaba embarazada pero ella me dijo que le parecía que sí”.
“Entonces nos fuimos volando al sanatorio. Cuando me hacen la ecografía me dicen que tenía un embarazo muy avanzado y yo no caía. Pensaba cómo, si no tenía panza, ni síntomas; si siempre había estado bien. Ni siquiera sabía si iba a ser cesárea o parto”, contó.
Y agregó a continuación, luego de realizarse la correspondiente ecografía: “Sentí un corazón que latía, pero no tuve tiempo de nada. A los 10 minutos estaba en la sala de parto y en otros 10 minutos ya la tenía en brazos a mi hija”.
La beba, a la que llamaron Fiorella, nació con 38 semanas de gestación el martes 3 de agosto a las 17.30, pesando poco más de tres kilos. Tras dar a luz, Prata recordó que días antes sintió “muchos dolores” que “terminaron siendo contracciones”.
Por otro lado, Contreras explicó que siempre estuvo atento a lo que la mujer le contaba y le explicaba sobre su ciclo menstrual irregular. “Cuando pasó, no entendíamos nada. Yo me largué a llorar, pero no de miedo, sino que estaba feliz”, precisó.
Luego, reconoció: “Ella me decía que tenía miedo y sí, teníamos inseguridad porque no nos preparamos, ni con controles médicos ni para recibir a la beba. No teníamos nada de nada. No hubo oportunidad de anticipar lo que terminó siendo un hermoso regalo”.
Una vez pudieron tener a Fiorella en brazos, se mostraron desesperados por avisar a familiares y amigos sobre lo ocurrido y así conseguir los elementos necesarios para la beba. “No teníamos ropa, ni coche, ni cuna”, concluyeron.